A la tradición de subir y tocar tres veces la campana para pedir un deseo o ahuyentar a los malos espíritus se unen otras más. Los barcos de pesca bermeanos cuando salen a faenar suelen realizar varios giros a babor y estribor para que el santo les de suerte. Las mujeres que sufren algún problema relacionado con la fertilidad suelen acudir a este lugar en la creencia que el Santo les ayudará a solventar dicho problema. A los huecos de las escaleras, identificados como las huellas de San Juan, se les otorga diferentes poderes curativos, para beneficiarse de los mismos hay que meter los pies en ellos buscando que curen los callos o se dejan sombreros, pañuelos o chapelas para curar el dolor de cabeza.
La tradición cuenta que San Juan Bautista llegó a tocar tierra en este punto de la costa vasca dejando sus huellas marcadas en la roca en cuatro lugares diferentes: en el arco de San Juan en el propio casco urbano de Bermeo, junto al caserío Itsasalde, en el alto de Burgoa y finalmente junto al caserío de Ermua, está colocada en 1982. Cuenta también que en las cuevas del peñón la inquisición encerraba a los acusados de brujería.
Está unido al continente por un puente de dos arcos. Sobre la isla hay una ermita dedicada a San Juan que data del siglo X, aunque algunos descubrimientos datan del siglo IX. Junto con otra pequeña isla vecina, la de Aquech, forma un biotopo protegido, que se extiende desde la localidad de Baquio hasta el cabo Machichaco, en el Golfo de Vizcaya.
Al final de la escalinata podrás posar tu pie sobre la huella que según dicen dejó allí San Juan Bautista, trae buena suerte. En lo alto te espera una pintoresca ermita y sobre todo unas espectaculares vistas al bravo mar Cantábrico que ha tallado en la isla, acantilados, túneles y arcos imposibles.
Gaztelugatxe ha sido escenario de piratas, aquelarres y leyendas y no es casualidad que acumule títulos de “maravilla más votada” o enclave “más valorado” por viajeros de todo el mundo.
El rito de tocar la campana tres veces
Una vez arriba no olvides tocar la campana de la ermita tres veces y pedir un deseo, antiguamente lo hacían para pedir fertilidad y ahuyentar malos espíritus o dolores de cabeza. La campana está tan a mano que tocarla es una actividad que engancha a mayores y pequeños, ya lo verás.